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CÓMO ENTRENAR PARA LA EFICIENCIA EN EL CICLISMO

La eficiencia en el ciclismo no se trata solo de ir más rápido, sino de obtener más rendimiento con menos esfuerzo. Ya sea en competencia, entrenamiento o traslado diario, mejorar tu eficiencia te permite conservar energía, recorrer distancias más largas y evitar el agotamiento. En este artículo aprenderás a entrenar específicamente para la eficiencia en el ciclismo enfocándote en la biomecánica, el desarrollo aeróbico, la activación muscular y el uso inteligente de los cambios. Desde ejercicios de cadencia hasta trabajo de fuerza y ajustes de postura, esta guía basada en evidencia te ayudará a pedalear de manera más fluida, inteligente y potente.

Domina tu cadencia y técnica de pedaleo


Uno de los pilares principales de la eficiencia en el ciclismo es la cadencia, es decir, la velocidad a la que pedaleas. Los ciclistas eficientes mantienen una cadencia fluida de 85–95 RPM, lo que reduce la fatiga muscular y aprovecha mejor la resistencia aeróbica. Pedalear a alta cadencia ayuda a preservar el glucógeno y a disminuir la tensión en las articulaciones, especialmente en recorridos largos.


Para mejorar la cadencia, incorpora ejercicios que desarrollen la coordinación neuromuscular. Series de pedaleo rápido (girando a más de 100 RPM con baja resistencia) entrenan la velocidad de las piernas y eliminan puntos muertos en cada giro. Al mismo tiempo, la técnica debe enfocarse en un pedaleo de 360°, no solo en la fase de empuje hacia abajo.


Ejercicios de cadencia y técnica


  • Spin-ups: aumenta la cadencia hasta 120+ RPM en intervalos de 30 segundos

  • Ejercicios con una pierna: pedalea solo con una pierna durante 30 segundos para eliminar zonas muertas

  • Rodadas en zona 2 de alta cadencia: 90–95 RPM con marcha ligera durante 45–60 minutos

  • Entrenamiento de pierna aislada (ILT): usa resistencia para trabajar un cuadrante específico del giro

  • Trabajo de fuerza a baja cadencia: 60–70 RPM en subida para generar torque


Usa un sensor de cadencia y un medidor de potencia para monitorear tu progreso. El objetivo es mantener tu cadencia óptima incluso cuando aparece la fatiga; ahí es donde realmente se nota la eficiencia. Con el tiempo, tu cuerpo aprenderá a pedalear con menor esfuerzo, mayor fluidez y mejor aprovechamiento mecánico.


Un pedaleo eficiente no es un hábito automático, es una habilidad entrenada. Si te comprometes con estos ejercicios semanalmente, tu cuerpo adoptará de forma natural un movimiento más económico y productivo.


Mejora tu postura y ajuste de bicicleta


Puedes ser el ciclista más fuerte de la carretera, pero si tu postura está mal, desperdicias energía. La resistencia aerodinámica y una biomecánica deficiente sabotean tu eficiencia. Los mayores beneficios provienen de un ajuste profesional de la bicicleta y de trabajar conscientemente la postura sobre ella.


Un ajuste correcto asegura la altura ideal del sillín, la extensión adecuada, la posición de las calas y la caída del manubrio. Esto reduce la tensión en las articulaciones, mejora la transferencia de potencia y aumenta la comodidad, en especial en recorridos largos. Además, tu postura debe enfocarse en mantener la espalda plana, los codos recogidos y los hombros relajados, reduciendo así la resistencia al viento y la tensión muscular.


Lista de control de postura y ajuste


  • Espalda plana con columna neutra, evitando arquear o encorvarse

  • Codos ligeramente flexionados y recogidos

  • Rodillas alineadas cerca del tubo superior

  • Presión uniforme en los pedales, sobre todo en la parte baja del giro

  • Sujeción ligera del manubrio para evitar fatiga en la parte superior del cuerpo


Una sesión de ajuste con un especialista puede parecer un lujo, pero genera enormes beneficios en el rendimiento. Incluso pequeños cambios, como ajustar el sillín 5 mm, pueden mejorar la alineación de las rodillas y evitar fugas de potencia.


Por último, utiliza un espejo o grábate en video para analizar tu postura mientras pedaleas. Muchos errores pasan desapercibidos sin retroalimentación visual. Una vez ajustado, mantener una postura eficiente se vuelve natural, incluso en esfuerzos de alta intensidad.


El entrenamiento, rendimiento y preparación física en el ciclismo son clave porque optimizan la resistencia, fuerza y técnica de los ciclistas, mejoran la eficiencia en carrera, previenen lesiones y permiten alcanzar metas competitivas o personales, impulsando el progreso y la disciplina en el deporte.

El entrenamiento, rendimiento y preparación física en el ciclismo son clave porque optimizan la resistencia, fuerza y técnica de los ciclistas, mejoran la eficiencia en carrera, previenen lesiones y permiten alcanzar metas competitivas o personales, impulsando el progreso y la disciplina en el deporte.

Entrena tu base aeróbica y resistencia muscular


La verdadera eficiencia en el ciclismo proviene de desarrollar tu motor interno. Una base aeróbica sólida te permite rendir más con menor gasto energético, mientras que la resistencia muscular te ayuda a sostener ese rendimiento por más tiempo. Juntas, estas capacidades forman la base fisiológica para un desempeño eficiente en cualquier distancia.


El entrenamiento en zona 2 —pedalear al 60–75% de tu frecuencia cardíaca máxima— es fundamental. Este tipo de trabajo mejora la oxidación de grasas, la densidad capilar y la función mitocondrial, lo que te hace más eficiente en el uso de la energía. Si sumas trabajo de fuerza sobre la bicicleta (subidas a baja cadencia) y fuera de ella (ejercicios para core, glúteos y femorales), desarrollarás un cuerpo capaz de pedalear más tiempo y recuperarse más rápido.


Entrenamientos para construir eficiencia duradera


  • Rodadas en zona 2: sesiones de 90–180 minutos cada semana

  • Intervalos en sweet spot: 88–94% del FTP durante 8–12 minutos

  • Tempo a baja cadencia: repeticiones en subida a 60 RPM en zona 3

  • Entrenamiento de fuerza: peso muerto, sentadillas y planchas 2–3 veces por semana

  • Movilidad fuera de la bicicleta: yoga o estiramientos dinámicos para mantener la postura


No descuides la recuperación; las verdaderas adaptaciones ocurren durante el descanso. Usa métricas como la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) o la frecuencia cardíaca en reposo para asegurarte de que asimilas la carga de entrenamiento de forma efectiva. El sobreentrenamiento lleva a la fatiga, no a mayores niveles de eficiencia.


La eficiencia no es solo mecánica, también es metabólica. Cuanto más oxígeno logres procesar por cada watt producido, más eficiente y resistente serás en cada rodada, desde una contrarreloj hasta una salida recreativa.


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